lunes, 15 de diciembre de 2008

Constelaciones de caras pintadas

Un viaje, muchas historias y muchos nuevos amigos. Esa podría ser la síntesis de nuestro viaje relámpago (a pesar del buen tiempo que nos tocó) a la siempre bella Montevideo.
En lo sucesivo voy a ir detallando nuestro viaje a la otra costa del Río con fotos, relatos, ocurrencias, comentarios, risas, cantos, llantos y amores. Todo eso nos da “Un Río de Plata, fiel testigo de un amor...”

Por lo pronto les cuento que nuestro amigo finalmente encontró su pileta. En realidad encontró la playa de Pocitos. El problema es que habiendo metros y metros de playas de arenas acariciadas por los tenues vientos salidos de las entrañas del mar, justo vino a pisar con el dedo a una abeja. No se rían que es serio esto. Exacto. Todavía tiene el dedo hinchado y todo. Les dejo una fotito de nuestro murguista gruñón.


Para finalizar, queríamos volver a agradecer a la gente de la organización. Por la invitación, la onda y los colchones... en suma, por todo. A la pila que le ponen estos gurises de la murga/movida joven que nos hacen emocionar y volver a gritarle al viento:
Tenemos Murga, joven!

Abrazos, besos y promesas de reencuentro.

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